lunes, 1 de febrero de 2016

CUANDO EL PACIENTE ES UN NIÑO. [1]

Por Miguel Ángel Vázquez.

I. Una cuestión preliminar.
En mi opinión, en el complejo entramado de la sanidad actual, cuando un paciente va a visitar a un profesional, una cuestión previa sería localizar a  los intervinientes, para que se pueda producir una relación clínica y no una mera transacción.
Me parece que para el profesional de sanidad es útil localizar la demanda del paciente, lo que está en juego para él más allá de la enfermedad médica que encontramos en su historial. Su demanda se origina en un lugar diferente de aquel en el que se localiza su enfermedad. Para ello hay que preguntar directamente al paciente aceptando su versión. La conversación es  el medio.
No se trata de que el profesional tenga que conocer los entresijos del funcionamiento psíquico, se trata de dar lugar en su tarea  a esta dimensión de la escucha que supone un sujeto más allá de su enfermedad médica. Es una cuestión de posición  que conlleva una disposición que tiene efectos en la práctica.
 También me parece importante dar unas coordenadas al paciente que le permitan localizar al profesional en el gran entramado: quien les atiende, lo que puede encontrar en esa consulta y lo que no; los márgenes de su acción.
A menudo son preguntas obvias que efectúan un corte respecto al sobreentendido que circula en los protocolos de que ya sabemos de qué se trata y lo que hay que hacer. Da un lugar a la palabra dicha por el propio paciente, a su versión y sitúa la posición y la oferta de quien le atiende, que de esta manera es menos anónimo. Es un corte a la deriva protocolaria. Se abre ahí un espacio para el encuentro que es donde la responsabilidad y la transferencia se fraguan. No es un una cuestión de tiempo, es una cuestión de posición que sitúa las coordenadas de un encuentro posible. 



II. Cuando el paciente es un niño.
1. Una primera cuestión cuando el paciente es un niño es que la demanda es diferida, son los padres o cuidadores los que la hacen. Esto hace intervenir otras variables. Por ejemplo, la forma en la que los  padres presentan los síntomas del hijo están mediatizadas por el lugar que este hijo ocupa para ellos o el tipo de vínculo  que cada uno ha establecido con él. Esto afecta a su demanda, a cómo dan la información al sanitario y a cómo interpretan la que reciben. Ahora hay muchos tipos de familias y eso es también un factor a tomar en cuenta.
-       Manuel es  un niño con una PCI (tetraparesia espástica) que se produjo en el nacimiento. Puede andar pero con mucha dificultad. Su funcionamiento cognitivo está conservado. Era el primer hijo. Este acontecimiento del nacimiento y la discapacidad evidente no pudo ser asumida. El hijo quedó eclipsado detrás de un objetivo que comandó la vida familiar: que el niño pudiera andar y fuera un niño normal, en el sentido de hacer lo que los demás. La función de este objetivo no fue tanto el desarrollo del propio hijo como el intento de recomponer la imagen del  niño que no fue. Un largo recorrido por servicios médicos, cirujanos, tratamientos, etc. Toda la vida giraba alrededor de esto. El niño intentó adaptarse a esta imagen añorada del hijo esperado por los padres y esto tuvo consecuencias para él, no pudo constituir una identidad propia.

Esta viñeta pone de relieve cómo en la demanda el sujeto está incluido. Cuando el paciente es un niño, al ser una demanda diferida,  es la subjetividad de los padres la que está implicada. En este caso, en la medida en que para la madre no pudo ser asumida la enfermedad del hijo que la había dañado de una forma particular. La enfermedad y la tarea rehabilitadora se constituyeron en el leit motiv de su vida. El niño estaba incluido en este proyecto pero a título de objeto. Su enfermedad  era la referencia y  ningún otro rasgo más allá de ella  le permitió diferenciarse como sujeto.

2. Desde esta perspectiva que toma en cuenta la subjetividad, una segunda cuestión me parece pertinente, cómo informar al paciente. La clínica basada en la evidencia  tiende a equiparar la verdad al dato médico, incluso al dato probabilístico cuando hablamos de pronósticos. Eso es necesario en el ámbito profesional médico en el que el objeto (la referencia) es el organismo,  pero es  impropio cuando lo que está en juego es el cuerpo, en tanto está articulado al modo de vida del paciente y su experiencia. Por esto no se trata tanto de comunicar resultados como de hablar, conversar, humanizar el dato. Eso equivale a ser prudentes, pues en general no sabemos mucho del paciente.

Encuentro a padres cuyos hijos tuvieron un nacimiento con complicaciones importantes y que a menudo, recibieron pronósticos funestos de muerte o graves lesiones. Para los padres los hijos suelen estar vinculados a un proyecto de vida y recibir informaciones como éstas dañan ese delicado tejido. En algunos casos --no es tan raro-- el niño se salvó o no quedaron secuelas; lo salvaron los mismos que anunciaron prematuramente su muerte o vida vegetativa. Cuando los padres recuperan al hijo tienen dificultades para volver a incluirlo en el proyecto de vida inicial y desvincularse del impacto del hijo muerto.

3. Por último, una tercera cuestión se refiere propiamente a los niños de los que los psicoanalistas lacanianos decimos que son sujetos de pleno derecho. En tanto tales tienen una experiencia propia de las cosas que les incumben. Una parte de lo que les pasa está mediatizado por la  dependencia con sus padres, su Otro de referencia, pero también son sujetos de experiencia, seres vivos que se las tienen que arreglar con aquello que como tales experimentan.
Los niños también responden y lo hacen a su manera: muchos no tiene la palabra como instrumento o cuando la tienen su enunciación  no está totalmente construida  para defender su causa.  Sin embargo, responden de formas diversas, con sus enunciados, su actividad, su movimiento, sus conductas y fundamentalmente sus objetos y sus juegos. Es interesante tener algunos juguetes a su alcance en la consulta.
Hay que preguntar al niño. Y sobre todo hay que escucharlo con una atención flotante y tomar en cuenta sus respuestas. Unas viñetas para poner de relieve las respuestas del niño:

-       Una madre me habla en una primera entrevista de los problemas de su hijo de 6 años que ha sido tomado como rehén en medio de las disputas entre sus padres separados. No esta presente en la entrevista pero sí su hermano menor de unos 2 ½ años. Está en su carrito callado, parece tranquilo, no interrumpe. Está metido en su juego. Mientras la madre habla de las disputas y las amenazas, él se dedica a golpear violentamente entre sí los dos cochecitos que tiene en sus manos. No hay angustia en su expresión, es un juego. En un momento, la madre hace una relación de los implicados y no lo incluye. Sale entonces de su aparente indiferencia y dice  “yo también estoy”.
-       Marcos, es un niño prematuro nacido de un parto gemelar. De los dos él era el bueno y el otro reclamaba la atención de los padres permanentemente. En un momento percibieron que Marcos no avanzaba en su desarrollo motor, le costó mantener la cabeza, adquirir la sedestación, no gateaba,…, todo esto cuenta del lado del déficit. Tenía menos de un año. Sin embargo algo sorprendió a los padres, algo que el niño hizo por sí mismo; fue una respuesta activa en el contexto de un cuadro deficitario: un día los metieron en la bañera juntos, uno frente al otro como solían hacer para el baño. Entonces Marcos se giró sobre sí y  se puso de espaldas  al hermano rechazando esa situación. Poco después cuando aprendió a desplazarse, se iba a culadas de la habitación en la que estaban los cuatro rehusando así el contacto con los otros.
Pienso que este gesto de Marcos nos sirve para mostrar como un niño
incluso a una temprana edad, tiene una experiencia de las cosas que le incumben y responde. En un cuadro deficitario como este, en el que el niño no alcanza los hitos del desarrollo, encontramos respuestas activas que suponen que entre lo que es contable: signos, síntomas, indicadores, etc. y lo que nos encontramos en la clínica, hay algo que no es del orden de lo contable pero sí es eficiente respecto a los resultados: me refiero a la interpretación del propio sujeto.





[1] Ponencia presentada en la mesa “¿De qué se habla con el médico? ¿A qué debe responder?” de la 4ª Jornada de la Red Psicoanálisis y Medicina “El difícil arte de conversar con el paciente” que tuvo lugar el 16 de octubre de 2015 en Barcelona.

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